No quiero tu atención, ni tan siquiera que me mires,
solo recuerda que ya sentí tu perfume, el calor de tu piel,
que me envolvi en tu ternura,
que senti junto a ti el deseo de alcanzar una estrella,
de volar como gaviotas hacia el amanecer...
de amarnos sin miedo a perder...
Ahora que estas lejos y siento tu frialdad,
solo le pido a Dios una cosa...
que me deje de nuevo embriagarme
con tu perfume en tu pecho,
que me deje ver el brillo de la luna en tus ojos...
pero mejor le pediré que nunca más me deje soñar,
que congele mi corazón y mate mi alma,
después de todo para qué seguir esta agonía...
si ya no estas...