No puedo con una rosa

sorprender a esa mujer que amo,

no puedo ni tan siquiera un beso en su mejilla darle,

aunque imagino el dulce de su perfume

y el calor de sus manos,

no la tengo a mi lado para decirle que la amo.

 

Vivo con la esperanza,

de descanzar mi pecho sobre el suyo,

de sentir junto a ella

deseo de navegar sobre un mar de pasión.

 

Junto a ella viviré y juro que lo sé,

el amor que siempre soñe.

Y aun si la muerte me sorprendiera,

mi amor vivirá por siempre,

porque este sentimiento es eterno,

es una huella imporable en su corazón,

aunque sea pecado y no tenga perdón,

por siempre seré su amor...