¡Qué amante  no será dichoso esta noche,
qué amante no tendrá esta noche su dicha,
su amor, su fiel amor contra su pecho!
Ese amante soy yo, 
yo soy ese alma desolada entre la felicidad de los otros,
entre los dichosos suspiros y los oscuros abrazos
de los que pasan bajo la luna pisando la música
desgajada y caída sobre la tierra nocturna.


¡Ah! La flor del amor me ha sido negada.
¿Qué hago entonces aquí?
Mas la esperanza existe mientras vive el amor.
Ámame esta noche, amor mío,
ámame y no rompas este corazón que te pertenece
y cuya enfermedad tiene tu mismo nombre
y tu rostro y tu alma
y tu cuerpo y tu gracia y toda tu figura...